El último exorcismo (The Last Exorcism)

Iniciado por Turbolover1984, 21 de Enero de 2011, 01:29:09 PM

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Turbolover1984

El último exorcismo
(The Last Exorcism)




SINOPSIS:

Gira en torno a un evangelista que acepta que un equipo de documentalistas le filme realizando un exorcismo.


CRÍTICA:

El reverendo Cotton Marcus (Patrick Fabian) tiene un don desde pequeño para la comunicación. Ya desde pequeño daba discursos inspiradores ante el público de la iglesia de su padre y que ahora ha heredado.

Sus misas son puro espectáculo y la religiosidad con la que partía desde pequeño y que inspiraba sus intervenciones con los años se convirtieron simplemente en el negocio del que vivir.

Aunque ya no es creyente, especialmente en demonios, no se le podría considerar un estafador, sino que intenta ayudar a cada miembro de la comunidad que lo requiere según sus necesidades. Practica exorcismos, lo que para sus feligreses o clientes son demonios expulsados para él son supersticiones y problemas psicosomáticos o de algún tipo, en las que la mayoría de veces con su ritual / espectáculo de exorcismo se liberan de esa carga "demoníaca" porque creen en él y creen que los ha liberado. Lo que se llama el efecto placebo.

Está harto de esta mentira y más aún cuando se han hecho públicas noticias de alguna muerte durante durante la práctica del exorcismo y que la iglesia ha aprobado muchos nuevos puestos de exorcistas oficiales. Por ello, contacta con una televisión que le hará un documental durante su día a día y acudirán a alguno de los exorcismos en los que es convocado, dispuesto a que sea el último y sacar a la luz pública la realidad de los mismos, todos sus preparativos de circo y que lo que la gente creen demonios solo son problemas de algún tipo, muchas veces causados por la ignorancia, supersticiones o similar.

Recibe una carta de un pueblo de sureños, el lugar perfecto siendo "paletolandia" la cuna de la ignorancia y las supersticiones. Concretamente los "afectados" son una familia monoparental tras la muerte de la madre. Ashley Bell hace de la supuesta poseída, Patrick Fabian del padre religioso que implora al reverendo su visita y Caleb Landry Jones del hijo incrédulo y violento con la visita.

Cámara en mano desde principio a fin de la cinta seguimos al reverendo en su día a día, la entrevista previa y luego al viaje que centra la película. Este tipo de filmación recordará a cintas como REC, El proyecto de la bruja de Blair o similares aunque se me antoja más acierto en su uso, no se usa con constantes movimientos que marean al espectador y me parece una elección acertada dado que le da credibilidad y realismo, a parte del buen papel del protagonista como una persona racional e inteligente, al igual que como se desarrollan las situaciones y sus diálogos. Al menos para los que somos no creyentes o antes de pensar automaticamente en posesión demoníaca achacaríamos el problema a cualquier otro problema que pudiera explicar la ciencia.

Poco a poco iremos explorando la vida y forma de ser de esta familia sureña y la cinta juega durante todo su metraje con el espectador y en base a si realmente hay un problema psicológico, algún detonante de fondo para el comportamiento de la "poseida" o realmente pese al escepticismo del protagonista, justo en su último exorcismo, con el que pretendía demostrar que no existen los demonios, se encuentra el primero de su vida.

Y al final...

Spoiler
Tenemos el esperado giro que nos confirma que si que estaba poseída, inducido este factor por la secta presente en la comunidad que nos mencionan en la llegada al pueblo y de la que ya no nos acordábamos. Yo hubiera preferido que no hubiera habido posesión y el final aunque bastante potente me parece algo forzado y ya visto, siendo sinceros, es lo suyo en una cinta de terror y es el fin acertado.
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Tanto el concepto de la película como su ejecución resultan más que interesantes y hasta un soplo de aire fresco en el género aunque como tantas otras, no permanecerá en nuestra memoria mucho tiempo. Una cinta correcta a la que le daremos un 6.
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reporter

Mockuvangelización

'El último exorcismo', uno de los fenómenos terroríficos del curso pasado en Estados Unidos, viene auspiciado por el gran protegido de Quentin Tarantino: Eli Roth. Este actor / escritor / director / productor de Massachusetts fijó su punto de mira en otro joven realizador, Daniel Stamm. De origen alemán, este cineasta se dio a conocer en los festivales de cine independiente a través de 'A Necessary Death', un documental que supuestamente seguía los últimos días de vida de un grupo de personas que tenían algo en común: su deseo de suicidarse. ¿Habemus polémica? Desde luego, es lo mínimo que cabía esperar de una temática tan macabra. Por suerte para las almas sensibles, todo se trataba de un engaño.

Es lo que técnicamente ha acabado adoptando el nombre de ''mockumentary''. El falso documental, que obviamente ha servido para poner en seria duda las fronteras de la denominación ''no-ficción'', ha sido uno de los grandes redescubrimientos de estos últimos años (por supuesto no es un género de invención reciente, pero ahora mismo sí que está conociendo una evidente segunda juventud). Una fórmula a la que han recurrido autores de todas las procedencias, con intenciones del todo dispares. El que sí que parece ser el factor común entre todos esos filmes, es la voluntad latente en todos ellos de romper la cada vez más fina barrera que separa la realidad de la ficción.

Las consecuencias de este efecto en el género que hoy nos atañe ya se vieron en la controvertidísima -y genial- ópera prima de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 'El proyecto de la Bruja de Blair', película visionaria en todos los sentidos que en cierta manera creó escuela dentro del departamento de marketing del séptimo arete, y que con el tiempo se mostró como un más que apetitoso aperitivo para el posterior festín de terror low-cost que estaba por llegar. Mucho menos espeluznante, pero considerablemente más provocativa -a parte de repugnante- se mostró a principios de la década de los ochenta la cinta de Ruggero Deodato titulada 'Holocausto caníbal', una obra que estuvo a punto de costarle a su director un fuerte disgusto en los tribunales (algo por lo que hoy en día no debería preocuparse... a no ser que fuera director cierto festival de cine fantástico).

Son sobre todo dos ejemplos que ilustran a la perfección lo rápido que ha cambiado la percepción del gran público sobre los productos cinematográficos. En el fondo seguimos siendo igual de ignorantes... pero tenemos más medios a nuestro alcance. Las filtraciones se han multiplicado, con lo que ahora es mucho más difícil que nos tomen el pelo. Esto se vio con la ultra-rentable 'Paranormal Activity', de Oren Peli. En ningún momento de su presentación planeó la duda sobre si lo que veían nuestros ojos era realidad o una ficción. Claramente se trataba de lo segundo, aunque la propuesta realista en el que se enmarcaba la acción consiguió el efecto terrorífico deseado.


Idénticas o por lo menos muy parecidas intenciones podían intuírsele a Daniel Stamm para 'El último exorcismo'. Ya en la primera escena, vemos al protagonista de la historia siendo enfocado por una cámara que se ve descaradamente reflejada en un espejo. No hay la más mínima intención de ocultar el formato. Un acercamiento sin contemplaciones al plano ''real'', que supuestamente debe hacer más convincente (y por ende, más aterrador) el ente maligno de turno que va a aparecer en pantalla. Es un instrumento de inmenso potencial terrorífico, que no obstante es usado para la ocasión con propósitos diametralmente opuestos.

Así es, el segundo largometraje del director nacido en Hamburgo funciona mucho mejor como comedia que no como película de terror. Que nadie imite a la niña del póster y se suba por las paredes al tiempo que se contorsiona de manera inverosímil. No es una afirmación empleada a modo de crítica, sino más bien de piropo, pues todo apunta a que buena parte de las intenciones de Stamm giraban en torno a darle la vuelta a las claves del sub-género de exorcismos, en clave paródica (una voluntad no muy lejana a las ahora popularizadas spoof movies, sólo que en este caso hay buen savoir faire). Para ello es imprescindible la excelente composición de Patrick Fabian (premiado en Sitges con el galardón al Mejor Actor) para el personaje de Cotton Marcus.

Se trata de un pastor evangelista que, aunque haga tiempo que perdió su fe en Dios, sigue predicando y dirigiendo su rebaño porque (según sus propias palabras) "con algo tiene que ganarse el pan". El más encantador de los presentadores de la teletienda, que por caprichos del destino, se ha visto obligado a tratar con asuntos espirituales, en vez de vender productos "milagrosos" adelgazantes. Así, con un transgresor sentido del humor y jugando muy bien con las normas de este tipo de películas que hacen del engaño su principal signo distintivo, el cineasta germano hace que simpaticemos con mucha facilidad con ese embaucador profesional y todo lo que tiene que contarnos (a su favor juega por ejemplo la deliciosa escena del primer exorcismo, uno de los momentos más divertidos del año pasado).

Mientras, nos acerca a la siempre misteriosa e inquietante América profunda, definida muy afortunadamente como una mezcla a veces letal de culturas, folkolre y religión, que supone el caldo de cultivo perfecto para que broten todos los tipos de supersticiones imaginables. Una excelente elección y recreación de escenario, que se encarga de aportar a la película las dosis necesarias de mal rollo. Una magia negra que por desgracia se va diluyendo en una tonta espiral de giros argumentales cada vez menos impactantes. El fiasco relativo se confirma en la recta final, en la que el conjunto intenta ponerse serio, al renunciar éste a todo indicio de realismo e ir a parar a la ficción más sobada... aquella que hemos visto tantas veces. Aquella contra la que parecía luchar Stamm al principio de su película. Pero ya se sabe, el bien no siempre gana.

Nota: 5,5 / 10
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Havoc

La verdad que no puedo decir que haya salido contento de la sala de cine, sensación fria, muy fria y sin tener nada que ver con la climatología.
Iba dispuesto a dar una oportunidad a esta cinta por la buenas palabras oídas y leídas sobre ella, no sin cierta cautela por su temática trillada.
La verdad que el ritmo y la coña del protagonista con todo el emporio de los exorcistas me gusta, me agradaba también toda la información describiendo esa sociedad ignorante y fuertemente aferrada a unas creencias que hacían un caldo de cultivo perfecto para ciertas mentiras tomadas como verdades. Pero al fin y al cabo estaba viendo algo muy parecido a lo que ya había visto antes salvo por ese toquecillo paródico que apuntaba "reporter" y que me ha parecido lo mejor del film.
La película me ha terminado de fallar por varios aspectos, primero por su desenlace precipitado, segundo por su escaso nivel de inmersión para conmigo y tercero su duración, una fórmula a la que se abonan demasiado películas como por ejemplo REC, me parece una falta de respeto que una película esté por debajo de los 90 minutos, con el precio actual del cine, la verdad. Máxime cuando esta película con 15 minutillos más de preparar el final hubiera ganado bastante, sinceramente.

Por todos los peros comentados anteriormente, la suspendo con un 4 en FA. En gran parte porque la camarita de videoaficionado-periodista empieza a estar demasiado vista en el género sin aportar demasiadas ideas frescas, es hora de ponernos serios con tanta mediocridad.

"Pórtate como un hombre, joven Ridley. Por la gracia de Dios, encenderemos hoy en Inglaterra tal hoguera que confío en que nunca se apagará"



Mi "tuita": @trevo12eznik
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