Cazador blanco, corazón negro (1990)

Iniciado por Mr. Self Destruct, 25 de Marzo de 2010, 04:22:56 AM

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Mr. Self Destruct

CAZADOR BLANCO, CORAZÓN NEGRO


«John Wilson, un hombre violento aficionado a la violencia»

Director: Clint Eastwood.

Guión: Peter Viertel, James Bridges y Burt Kennedy, basado en la obra del primero.

Intérpretes: Clint Eastwood, Jeff Fahey, Charlotte Cornwell, Norman Lumsden, George Dzundza, Marisa Berenson.

Música: Lennie Niehaus.

EEUU. 1990. 112 minutos.

Nominado a la Palma de Oro en Cannes

SINOPSÍS: John Wilson es un director de cine algo bravucón, descarado y cascarrabias, que está obsesionado con la idea de perseguir y dar caza al gran elefante africano, pero además, quiere filmarlo y plasmarlo en su próxima película. Para ello, se trasladará hasta África, donde vivirá una gran aventura.

CRÍTICA ÍNTIMA: Conozcan al «Rey de Africa»

No es casual que Eastwood quisiese homenajear a John Huston en uno de sus mejores films, Cazador blanco, corazón negro¸ el excéntrico director querido por todos y odiado por la mayoría, pero a quien no se le puede negar que presumiese de una libertad sólo lograda a base de muchos años y mucho talento. El film está basado en el libro homónimo que el guionista Peter Viertel escribió a raíz de su colaboración con Huston en el rodaje de ¨ La Reina de Africa ¨ (The African Queen, 1951). El guionista, mantuvo a lo largo de la elaboración de la película una extraña relación de amor/odio con el director, sobretodo en el período que ambos pasaron previamente al rodaje, acabando de ultimar las escenas que habían de constituir el film. La Reina de África estuvo a punto de no ser realizada, debido al caprichoso comportamiento de Huston, quien estaba interesado en realizar el film más por la posibilidad de capturar algún ejemplar de caza mayor durante su estancia en la selva africana de Uganda, que por el hecho en sí de dirigirlo y llevar a cabo un buen proyecto. Huston, en su autobiografía, reconoce su obsesión por cazar un animal, primero un leopardo, al cual renunció tras hablar con un guía que había perdido un hijo atacado por uno, después un elefante, que por suerte, nunca llegó a cazar, aunque lo intentó en numerosas ocasiones.

Y así, en Cazador blanco, corazón negro, John Wilson –ése es el nombre que Eastwood le puso al protagonista, alter ego de Huston y quizá de sí mismo–  arrastra a sus actores (que a su vez interpretan a una posiblemente ridícula Katharine Hepburn y a un Humphrey Bogart creído), al guionista, al productor, al equipo técnico entero del rodaje de una película, a una filmación que es, en verdad, una larga espera de que ocurra lo que, al parecer, le importa más que la propia película: cazar un elefante.

Eastwood consiguió con su interpretación de John Wilson uno de los mejores papeles de toda su trayectoria interpretativa. Pese a que el film fue un estrepitoso fracaso en taquilla, obtuvo los elogios de gran parte de la crítica, la cual afirmó que Eastwood había conseguido con Cazador blanco, corazón negro el más alto nivel de dirección e interpretación. Y efectivamente, este film puede considerarse como uno de los mejores y más personales realizados por Eastwood, y esto es patente en cada uno de los fotogramas del metraje, en cada una de las palabras que Eastwood emite por boca de su personaje Wilson, imitando a la perfección los ademanes y la manera de hablar de Huston. Eastwood sentía un cariño especial por este film, y su implicación en la historia es realmente palpable, como por ejemplo en la soberbia interpretación de la escena final (VER SPOILER).


Pero el cariño de Eastwood no consigue una directa empatía de Wilson con el espectador, y esto realmente es un logro, pues el personaje aún se torna más ambiguo y hermético, más contradictorio y oscuro. Así, por un lado es capaz de defender a capa y espada a la industria para la que trabaja, el imperio de Hollywood, ante los ataques de aquellos que públicamente claman sus desprecios por ella, pero por otro, provoca el desespero de los productores al retrasar las fechas de rodaje, al desaparecer en medio de éstos, al negarse a colaborar en la perfección del guión o al darle a el único ejemplar de éste a un mono para que lo desparrame por toda la mesa y lo rompa en mil pedazos. No duda en afirmar que los directores no pueden ni deben someterse a los deseos de la gran masa palomitera, que se han de erigir en dioses que dominen y dirijan las mentes de los espectadores de sus films.

El personaje de Wilson es en el film bastante más humano y amable de lo que la fama de Huston ha querido mostrar de él. Aún siendo déspota, cruel, egocéntrico, misógino y despreocupado, el personaje de Eastwood deja traslucir un halo de humanidad que lo hace aún más atractivo, sin llegar en ningún momento a provocar ternura o simpatía hacia él. La obsesiva intención de cazar un elefante (el tigre no aparece en todo el film) responde más bien a una imagen romántica de enfrentamiento del hombre con la naturaleza, ejemplificado esto en el duelo final de Wilson frente a frente con el animal. Ilustrando la obsesión de Wilson, es de destacar el diálogo que mantiene éste con Verril (alter ego de Peter Viertel en el film) , quien le tacha de hijo de puta egoísta e irresponsable por echar a perder el film con la obsesión de cazar al animal, una de las criaturas más nobles y raras que vagan por este planeta. Wilson le contesta que matar un elefante no es un delito, sino un pecado (Huston lo menciona así en su autobiografía), y que por eso mismo le atrae tanto la idea. Parece como si no pudiera controlar los impulsos irrefrenables de luchar siempre contra lo establecido, de ejercer como el espíritu rebelde e irracional que Huston siempre fue.


Genial es el tratamiento visual que recibe la figura del personaje de Wilson, siempre escondido bajo el ala de su sombrero, como ocultando la mirada que delatase su verdadero yo, tan infranqueable para el mundo exterior. La dirección de fotografía, magnífica en todos los aspectos, corrió a cargo de Jack N. Green, habitual en todos los filmes de Eastwood desde su primera colaboración en El sargento de hierro (Heartbreak Ridge, 1986) hasta la actualidad. Otros habituales participaron también en esta película, como el productor ejecutivo David Valdes (Warner), el montador Joel Cox o el excelente compositor Lennie Niehaus, que tantos logros había conseguido junto a Clint Eastwood, entre los que destacan sin duda El jinete pálido (Pale Rider, 1985) o Bird (1988).

Cazador blanco, corazón negro es una reflexión sobre el género humano y sobre la relación del hombre con la naturaleza. Pero también es un homenaje (¿póstumo?) a las grandes superproducciones hollywoodienses rodadas en África, una crítica al colonialismo y al pensamiento postnazi, y sobre todo, un retrato autodestructivo del protagonista John Wilson (Clint Eastwood) que no es sino un disfraz del John Huston de 'La reina de África'.

Sobre Peter Viertel, autor de la novela ¨ CAZADOR BLANCO, CORAZÓN NEGRO ¨.


En la película en cuestión confluyen dos grandes personalidades. Una, la de Clint Eastwood, actor y director, sobradamente conocida; la otra, la de Peter Viertel, autor de la novela original, casi clandestina o, cuando menos, no demasiado popular. Viertel, esposo de Deborah Kerr, con quien vive actualmente entre Marbella y Suiza, es un escritor de vida fascinante que a lo largo de toda su vida ha tenido la suerte de encontrarse con lo más granado del cine y de la literatura mundial. Amigo personal de Clint Eastwood, conoció de niño y en su propia casa a Greta Garbo, una visitante habitual a las meriendas que organizaba su madre, y ya de mayor convivió con Orson Welles, compartió momentos de gloria con Ernest Hemingway y habló de tú a tú con gente de la talla de Bertold Brecht y Thomas Mann. De su experiencia personal durante la preproducción y rodaje en 1951 de "La reina de África" nació su novela y posteriormente el guión de esta película.

Y así Viertel convirtió, junto a James Bridges y Burt Kennedy su novela en un buen guión cinematográfico, que cayó en las manos de Eastwood en 1989, y que éste se empeñó enseguida en filmar. Y es que no extraña que Eastwood se sintiera atraído por un retrato biográfico de Huston. De hecho, Clint Eastwood admiraba profundamente a este director, hasta el punto de exigir por parte de los guionistas la suavización de su figura, que en la novela original era mucho más inhumana, cruel y egoísta. En el film, las primeras palabras, pronunciadas en off por Peter Verrill (nombre en la ficción de Viertel) dicen sobre John Wilson: «Algunos atribuyeron su vida salvaje y atormentada a su atracción por la autodestrucción. Esas opiniones siempre me han parecido inexactas. Por eso tenía que escribir todo esto sobre John, un brillante cineasta que mandaba al carajo a los demás y violaba continuamente todas las leyes tácitas del mundo del cine. Pero tenía la mágica y casi divina habilidad de salir siempre airoso».

Spoiler
Más que el respetuoso homenaje a John Huston, Eastwood me ha dado con este film unas cuantas clases de ética, filosofía y, de paso, cine. La escena final es sencilla, no tiene efectos especiales, ni algún que otro típico golpe bajo que en su filmografía, a veces, ocurre.

Cuando le avisan a Wilson que por fin ha aparecido el animal al que él esperaba matar, él abandona el set de filmación y se lanza a la jungla. Y entonces tiene lugar una escena feroz: en la expedición de cacería, cuando el elefante está por atacar al equipo, el hijo de uno de los guías se lanza contra el animal, dando la vida por todos los demás. El personaje de Eastwood se queda mudo, horrorizado, y emprende su regreso. Lo que tanto me conmueve de esta transformación del protagonista que ocurre sobre el final tiene que ver con la relación entre vida y arte: se trata de un personaje que tenía tanto respeto por la vida como por su oficio, en el sentido en que se dice que lo tenía Huston, quien pertenecía a esa clase de seres –al estereotipo de esa clase de seres– que viven la vida pasionalmente. Y un hombre como el director de La reina africana, como Wilson, un hombre que sentía que ya lo había visto todo, de pronto se da cuenta de que no es esa clase de hombre. Sabe que él no podrá ser como ese niño que dio su vida; Wilson es un hombre occidental y su relación con la naturaleza no llega tan lejos.

Wilson es, ni más ni menos, un hombre con una relación pasional con la vida que detesta a los intelectualoides, y que en esa escena fatal se topa con una barrera, se encuentra con aquello que él no es, aquello que jamás podría hacer. Luego de haber sido espectador de la muerte de ese guía que da la vida por todos, Wilson cruza la villa entre el ruido de los tambores que anuncian lo ocurrido, y se dirige al set de filmación. Nunca me canso de lo que sigue: no hay un "qué va a pasar ahora"; lo que sigue parece nada. Quizá sea por eso que la elijo, porque no es colosal, ni mágica, ni me deslumbra como las que mencioné al principio. Como quien dice "yo no sé nada de la vida", fuera y dentro de la jungla, horrorizado todavía por el poder del elefante, John Wilson llega al set, toma asiento en su sillón de director, pide luces, silencio y, sólo al final, en el eterno final, con un gesto que podría ser seguro o incierto, de cansancio o de sabiduría, la lente cerca de él, aturdido o lúcido, ordena de una vez lo único que importa ahora: «¡Acción!».
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Guevara

Ahora no puedo leer tu comentario, mister, porque nos van a cortar la conexión, ya lo haré cuando pueda con más calma.

A mí me gustó muchísimo esta película, y la tengo en casa esperando a verla de nuevo. Cuando lo haga, comentaré mis impresiones.
Los japoneses no miran... sospechan (Woody Allen)
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replicante

#2
Hay  pelis de Clint Eastwood que me gustan mucho, y otras que no me dicen casi nada y no me convencen, entre estas últimas está ésta de la que hablamos, El sargento de hierro (aunque tiene cosas simpáticas) o Poder absoluto que me pareció una castaña
- No sólo ve películas, se las come
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Mr. Self Destruct

Replicante sólo puedo suponer, o mejor dicho, ¨ adivinar  ¨ el porqué no te dice nada o no te convence la película de la que estamos hablando ya que no explicas la razón o motivo del porqué no te agradó, pero tengo una idea, tal vez no te pareció una película sobresaliente del universo Eastwood porque casi todas las escenas de Cazador Blanco, Corazón Negro son sencillas (a excepción, a mi parecer, de la escena final), no tiene efectos especiales, ni algún que otro típico golpe bajo que en la filmografía del maestro Clint, a veces, ocurre... o me equivoco??. A parte de lo que ya he comentado, personalmente pienso sobre esta película como la semilla de The Unforgiven, aquella  cinta que definitívamente encumbró a Eastwood como uno de los mejores directores de nuestros tiempos, ya era un anuncio para que la eclosión final llegara en forma de Sín Perdón.  Y habiendo dicho eso, me viene en la cabeza otra frase de Cazador Blanco, Corazón Negro que sale de la boca del personaje interpretado por Eastwood, John Wilson, en el que no duda en afirmar que los directores no pueden ni deben someterse a los deseos de la gran masa palomitera, que se han de erigir en dioses que dominen y dirijan las mentes de los espectadores de sus films.
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replicante

Tendría que volverla a ver; tal vez ahora me gustara más, pero cuando lo hice, que fue en el estreno, me pareció una película un tanto plana y pesada, sin demasiada emoción; pero la verdad es que los gustos cambian, y más cuando pasan tantos años. Si tengo la oportunidad de volverla a ver diré algo más, Destruct
- No sólo ve películas, se las come
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Jason

Mucha más miga de lo que aparenta esta peli, ¿eh?. Muy bien analizada por Mr.  :sonreir

La escena en la terraza con la historia que le cuenta a la "mujer nazi"..  :green

Y FINALAZO.
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replicante

Si lo dice Jason    :burla   igual hasta la vuelvo a ver por si le saco cosas que no aprecié en mi primer visionado. Destruct yo no soy de los que le gustan las pelis que tienen efectos por tener, soy más clásico en ese sentido y prefiero un buen guión o una buena realización que una peli llena de efectos. De Clint Eastwood tampoco sabría qué pelis entrarían en ese grupo que dices de efectos; de tener pelis de este tipo deben ser muy pocas
- No sólo ve películas, se las come
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Mr. Self Destruct

Me sacaste la duda que tenía Replicante, ahora que puedo leer tu opinión amplia sobre la película en cuestión, podrás notar que tenía curiosidad acerca de por qué no te pareció una cinta sobresaliente; y como alguna vez dijo el gran Voltaire: "No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tú derecho a expresarlo".

Con respecto a lo de efectos especiales no me refería a los filmes de Eastwood, que es obvio que no los utiliza y tampoco creo que los necesite, sino a cualquier película ya sea de cualquier director, ya sea clásicos o los actuales que tanto pululan hoy, pero ahora que también aclaraste tus gustos cinéfilos mis incertidumbres se ha disipado.   

Por cierto Jason, la escena en la terraza que mencionas no tiene desperdicio, gracias por recordármelo  :sonreir.

Spoiler
John Wilson  - Me gustaría mucho contarle una anécdota, pero no debe interrumpirme, porque es demasiado bonita como para hacerlo. Estando yo en Londres, a principios de los 40 cenaba yo en el Saboy con un grupo de gente selecta, y a mi lado se sentaba una mujer bellísima, tanto como usted. Mientras cenábamos y caían las bombas, hablábamos de Hitler y le comparábamos con Napoleón. Todos decíamos cosas acertadas, y luego, de repente, aquella mujer habló y dijo que lo único que no le molestaba de Hitler era cómo trataba a los judíos. Naturalmente todos nos lanzamos contra ella, aunque en aquella mesa no había ningún judío, pero ella insistía. En fín, ella empezó a decir lo que opinaba de todo aquello, y que si pudiera los mataría a todos, quemándolos en hornos, igual que Hitler. Todos nos quedamos en silencio. Hasta que yo, dirigiéndome a ella le dije: señora, le aseguro que he cenado con alguna de las zorras más asquerosas de mi época, y he cenado con alguna de las zorras más asquerosas del mundo entero, pero usted, señora, es la zorra más asquerosa de todas. En fin, ella se levantó para irse, tropezó con una silla y cayó al suelo y... todos seguimos sentados. Nadie movió un dedo para ayudarla. Y al final cuando pudo levantarse, le dije una vez más: usted, querida, es la zorra más asquerosa con la que he cenado jamás. ¿Y sabe qué ocurrió? Al día siguiente ella fue a denunciarme a la embajada americana, y me llamaron para reñirme. Y luego cuando investigaron, averiguaron que ella era un agente alemán, y la detuvieron. ¿Qué le parece?

- ¿Por qué me ha contado esa anécdota?

John Wilson  - Pues... no sé. No es que crea que es usted un agente alemán, querida. Pero esta noche... tenía ganas de decirle a usted lo mismo, y no quería que pensara que no lo había dicho nunca. Usted señora es la... bueno, ya conoce el resto.
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Mai

Eastwood emociona, es un maestro a la hora de retratar el alma humana. El bien-el mal como algo intrínseco de nuestra naturaleza, pero con un mensaje esperanzador donde la bondad siempre tiene cabida.

Eastwood interpreta uno de sus mejores papeles, genial la escena que comentáis... aunque la escena en la que sale él del hotel con una tajada con un piano, dispuesto a "la batalla final" en aras de una noble causa... está para comértelo,ea :alegre

Estupendo tu comentario, Mr. Self :obacion, ojalá te leamos muchas veces.



"Me despierto muy temprano.Mi vuelta del campo de los sueños es brutal al entrar en el país de lo cotidiano" (Léolo)
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Wanchope

Grandísima película de Clint Eastwood, casi tanto como lo puede ser la misma 'La reina de África'. Un filme solidísimo que más de 30 años después no ha perdido nada de su encanto, más bien lo contrario, siendo posiblemente uno de los trabajos más logrados del realizador norteamericano. Tanto el personaje de John Wilson como todas sus apariciones y diálogos son memorables. De hecho y de la misma manera que en el filme de John Huston, su encanto se fundamenta en el excelente diseño de su(s) protagonista(s).

Como poco un 8, como poco. Mucha más miga de lo que aparenta, como decía Jason.
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