Hidalgo: La historia jamás contada

Iniciado por ÁngelNeg, 26 de Diciembre de 2010, 08:32:42 PM

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ÁngelNeg

HIDALGO
LA HISTORIA JAMÁS CONTADA


La historia que jamás debió ser contada

Si algo se esperaba de Hidalgo: La historia jamás contada (México-2010), era por inicio de cuentas una gran película. Sin duda era el ejercicio cúspide que coronaba la idea gubernamental de hacer cine sobre los festejos del Bicentenario de la Independencia en nuestro país, desde luego acompañado de un aparato publicitario que puede parecer descomunal si comparamos con otros ejercicios de cine mexicano hoy día. Ahora bien, Hidalgo: La historia jamás contada falla en ese cometido, quedando pues al descubierto que cometidos menores están de sobra obviados.

Para comenzar, este drama histórico tomaba como estandarte para navegar en el guión, el personaje de Miguel Hidalgo y Costilla, ícono heroico de nuestra historia que ya sea cierta o no, el pedestal en el que está, es uno de los más altos en el que se ha subido a una persona real en nuestro país; tan alto que ha pasado de la persona al personaje sin que se hagan muchos desdibujos sobre él.

Es por ello que el guión de Leo Eduardo Mendoza y Antonio Serrano, trata de evitar esta condición de héroe para mostrar otras particularidades de la persona. En la trama se nos cuenta la historia del cura Hidalgo antes de convertirse en el "Padre de la Patria". Hidalgo, en su celda del Hospital Militar de Chihuahua, recuerda algunos pasajes de su vida, principalmente su estancia como párroco en San Felipe Torres Mochas. Allí se relacionó con las clases bajas y nació la idea emancipadora; tradujo y montó el Tartufo de Moliere; se enamoró de Josefa Quintana y se alejó por algún tiempo de la vida eclesiástica.

Entonces resulta enteramente llamativo el hecho de dejar de contextualizar al personaje para simplemente avocarse a la persona, a desmitificar al hombre y plantearlo como una persona muy humana. Singular idea que puede no ser apoyada por conservadores de la historia gráfica nacional, pero que sin lugar a dudas tiene potencial objetivo en la mostranza de cada episodio vivencial que de Hidalgo se ha querido contar.

A saber las libertades narrativas tomadas para lo anterior, se puede decir que prácticamente esto no importa si se quiere evaluar Hidalgo: la historia jamás contada como un ejercicio fílmico sin más. Si bien habrá que reprocharle al título la muletilla obsoleta y sugestiva de "la historia jamás contada", también habría que agradecerla en cierta manera. No hay nada más real que ella.


Aunque decididamente lo que vemos en pantalla no es algo que se nos cuente en las múltiples biografías del personaje; nos damos cuenta del porque no ha sido contada, y es que es por demás aburrida y poco trascendental si no para la vida de Hidalgo en su momento, si para el espectador común que va buscando no clases de historia, sino entretenimiento a base de la misma historia.

¿Y quién pudo haber fallado que no sea el personaje?; porque recordemos que no hay necesariamente personajes malos. Pudieran ser Mendoza y Serrano, al no tener una sana exploración de los personajes y limitarlos a sucederse y evaluarse alrededor de la figura principal sin darle merecido énfasis a las cuestiones dramáticas que pudieran haberse estado gestándose en la cabeza de cada uno de ellos.

Mal hubiese quedado Demián Bichir en no hacer de su interpretación un lucimiento absoluto del personaje principal que es al que más está abocado el apenas esbozo de historia. Del desperdicio de talento actoral de Ana de la Reguera, y Cecilia Suárez –que a pesar de ella resulta exquisita-, mejor ni hablar; y ni que decir del total de personajes importantes que sólo pueden considerarse de un relleno ridículo apenas ad hoc con el diseño de producción harto ficticio visiblemente.

Pero la culpa la comparte Mendoza, con el director Serrano, quien hace de Hidalgo: la historia jamás contada, una especie de seriado televisivo que no cuadra con un concepto cinematográfico, pero que sí va muy bien con sus anteriores trabajos en la pantalla chica; pues de la forma que sea, ésta casi superproducción no compite con las comedias light con las que se le recuerda a Serrano: Sexo, pudor y lágrimas (1999); y La hija del caníbal (2003).

¿Habrá que esperar otros cien años para esperar otra adaptación del personaje?, claro que no, ya Hidalgo se debe revolcar en su tumba con este intento; y su cabeza debe estar asintiendo ante este anterior comentario. Que bien que haya proyectos que se tomen la libertad de de desmitificar a hombres perfectos a sabiendas de que no lo fueron; pero se olvidan de buscarle un apartado para reubicación en todo este embrolle. Por otro lado, lo anterior no tendría importancia si por lo menos el relato fuese trascendente.
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