"La apuesta" capítulo 2

Iniciado por juanluis, 11 de Marzo de 2010, 05:28:28 PM

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juanluis

  Aquí os dejo el capítulo 2 de 6 y el enlace con el primero.


Capítulo 1    http://www.elseptimoarte.net/foro/index.php/topic,14870.0.html




                                                                                      2


Antes de entrar en el portal de su casa Carlos escuchó la voz de su entrenador de fútbol. Se dió la vuelta y éste venía andando hacía él.
-   ¿ Donde estabas?, tu madre me ha dicho que deberías haber llegado hace una hora.
-   Tomando algo con un compañero.
-   Pues he venido a tu casa porque hace dos semanas que te estoy llamando al móvil pero sin éxito.
-   Es que he cambiado de número porque llevaba un par de meses sin recargar.
-   " Quién pierde el número pierde el rumbo", ¡ese será un refrán dentro de poco¡. ¡ Bueno!, jugamos la semana que viene un amistoso contra el Bar
El Boquerón.
-   ¡Esos son buenos!.
-   ¡Y nosotros también joder!. Además este año  van a jugar con nosotros tres o cuatro figuras, ya les conoceras.
-   ¿ Con calidad ?.
-   ¡ Con calidad y sin barriga!.
         Carlos esbozó una sincera sonrisa mientras su entrenador le cogía del cuello con las dos  manos acercando su frente hasta unirla a la de Carlos y diciendo:
-   ¡ Campeones, niño!, ¡ este año campeones!.
-   ¡ Ojalá!, nunca lo he sido y me encantaría.
-   ¡ Ya lo verás!, ¡ Bueno!, ¡ dame tu nuevo número!.
-   650458726.
El entrenador anotó el número en su móvil y luego se despidió de Carlos, el cual entró en el portal y luego en el ascensor, le dió  al cinco, y durante el trayecto sus pensamientos se ocuparon de su situación económica provocándole el estupor propio de aquellas ocasiones en que no sabemos que hacer. Entró en su casa. Su madre estaba viendo la televisión, se sentó en el sofa a su lado, y le alargó 120 euros,  mientras el silencio parecía gritar la insuficiencia de ese dinero.
-   ¡Pronto traeré mas mamá!,  dijo Carlos con cierta desolación y vergüenza.
-   ¡ No te preocupes, hijo!,  replicó su madre con la resignación propia de ellas.
   Cenó rápido, y entró en su cuarto. Estuvo navegando por Internet un par de horas, realizó un par de apuestas y entró en un foro antes de dormir.
       El viernes de la semana siguiente un día antes del partido le llamó María, y quedaron en un pub cercano a la casa de Carlos a las once de la noche.
        Al entrar en el bar la vio  sentada en una mesa con un vestido negro y fumando un cigarrillo, la saludó, le preguntó que quería tomar, y se acercó a la barra en busca de un par de whiskies con cola.
-   Pensaba que la próxima vez que te vería sería besando a algún tío mientras me miras.
-   ¡Eres un retorcido!, los hombres pensáis que las mujeres somos todas una putas.
-   ¡Y sois todas unas putas!.
-   ¡ Ya, ya!. ¿ Y no podría ser al contrario?, ¡ claro!, esa estampa es mas propia de una mujer, ¿no?.
-   ¡Cierto!.
-   ¡Bueno!, no pienso seguirte el rollo.¿Como te va el trabajo?.
-   De pena. Gano poquísimo. ¿ Y tu ,renovaste en la gestoría?.
-   Sí, seis meses mas.  Me voy comprar un coche , ¿sabes?.
-   ¡Ah, si!, ¿cuál?.
-   Pues siempre he querido tener un Austin Mini.
-   ¡ Me encantan los Minis!, ¡ son como juguetes!.
-    Si me dan el crédito, en un par de meses, igual te llevo a dar una vuelta.
-   ¿ Nos veremos en un par de meses?
La evidencia de su alejamiento tornó un poco amarga la conversación.
-   La verdad es que ya no estamos como antes, afirmó María.
-   ¿ No te da pena?, a prácticamente todo el mundo la pasión inicial se le enfría, ¡ preguntas!, y te lo afirman categóricamente, ¡ lees novelas realistas!, ¡igual!, y las excepciones , excepciones son.
      Siguieron  hablando sobre  su relación y bebiendo mas whisky. A las tres horas estaban  bastante borrachos los dos, y hacía ya tiempo que se habían cogido de la mano de vez en cuando. Así que se fueron a un hotel, y estuvieron haciendo el amor casi hasta el amanecer. Por la mañana Carlos se levantó con un mal cuerpo espantoso, se duchó, y después de vestirse se sentó en la cama observando a María dormida. La miraba con un profundo cariño, sabiendo cuanto la quería a pesar de que tenían poco futuro. Pensaba en que aquel cuerpo en breve sería acariciado por otras manos, pensaba incluso en la penetración; pero esos pensamientos, contenido propio de los celos, no perturbaban sus sentimientos lo mas mínimo sino que  constituían unas sensaciones placenteras, dulces y altruistas. No quiso despertarla porque llevaría dos horas durmiendo. La noche de hotel incluía desayuno, y se bebió cuatro zumos de naranjas, además de comer un par de tostadas. Ya en su casa estaba preparando la mochila cuando entró su madre en  su habitación.
-   ¿Qué horas son estas de venir?.
-   ¿Qué?, la irrupción de  su madre le pilló por sorpresa, ¡ ah, bueno!, es que ayer me quedé en casa de un amigo a dormir.
-   ¡ Claro!, ¡ y a tu madre que le den morcilla, ¿verdad?!. Si tu madre está preocupada por si te ha pasado algo , ¡ a ti te da igual!, si tu madre cree que estas en algún hospital, ¡ a ti te da igual!.
-   ¡ Que exagerada eres!, sabes que alguna que otra vez no vengo a dormir.
-   Y siempre lo paso mal. Si sabes que me preocupo, me adviertes de que no vas a venir.
-   Pero es que al principio no pensaba quedarme a dormir, fue al final, vimos un par de películas, y la segunda acabo a las dos, así que me dijo mi amigo que me quedara .
-   ¡ Pues me envías un mensaje al móvil!, a las dos estaba con los ojos como platos en la cama pensando en ti.
-   ¡Bueno!, ¡perdona!, te juro que la próxima vez te envio un mensaje, ¿Vale?.
Su madre pareció calmarse un poco, aunque añadió:
-   ¡ Yo no tengo porque sufrir , Carlos!.
-   ¡ Perdoname!, en serio, ¡perdoname!.
Acabó de  preparar la mochila, le dio un beso a su madre  y salió.
Cuando llegó al campo de fútbol, varios de sus compañeros estaban
            sentados  en las gradas.
-   ¡ Hombre!, la figura del equipo acaba de aparecer, dijo recibiéndole uno de ellos.
Los saludó y se sentó.
-   ¡ Estos del Boquerón son  buenos¡, dijo Carlos.
-   Tampoco te creas tu que son nada del otro mundo.
-   Pues el año pasado quedaron terceros.
-   ¡ Suerte ,Carlos!.
-   Pero suerte de qué, si el año...
-   ¡ Suerte, Carlos!, le cortó su compañero alzando la voz cómicamente.
-   ¡ Vete al carajo, anda!.
          El compañero rodeó a Carlos por el cuello, y simuló darle puñetazos mientras decía:
-   ¡ Que me vaya al carajo, hijo de puta!.
En ese momento llegó al grupo el entrenador y Carlos fue soltado.
-   ¡Hola!, ¿Cómo estáis?, saludó el entrenador. Hoy van a faltar unos cuantos que están fuera veraneando, pero tenemos unos trece, cuatro de ellos nuevos, tres no han llegado todavía, y el cuarto es Felipe que es  este chaval que viene conmigo. Saludó Felipe a sus nuevos compañeros y viceversa.
Allí sentados conversando esperaron la  llegada del resto de sus compañeros, el equipo contrario y el árbitro. El partido fue bastante interesante porque ganaron por 3 a 2 en el último minuto. Al acabar mientras se estaban vistiendo después de la ducha, entró en el vestuario, Juan Urrutia, entrenador del Algeciras Club de Fútbol, el cual había estado viendo el partido, y quería saludar a Carlos, al que conocía desde hace años porque fue su entrenador en el colegio.
-   ¡ Carlos!.
-   ¡ Juan!, ¿ que tal ?, ¿ como estás?. ¿ Has visto el partido?.
-   Sí, ha estado bien, y has jugado de escándalo.
-   Me ha salido un buen partido, he de reconocerlo. ¿ Quieres tomarte algo?.
-   ¡ Vale!, termina de vestirte, yo te espero en el bar.
Carlos fue al bar del campo, pidieron un par de cervezas, y se pusieron
           de pie  detrás de  una gran ventana mirando al exterior.
-   ¿ Sabes que el otro día soñé contigo?.
-   ¡ Ah, sí!, ¿ fue muy erótico?.
-   ¡ No digas tonterías!, estuve analizando el sueño y tengo que proponerte algo.
-   ¿ Qué?.
-   Amañar un partido, dijo Carlos con evidente humor.
-   Sí claro, eso esta hecho, solo tengo que hablar  con mis jugadores, decirles que renuncien a tres puntos, y después del partido llegas tú con traje, gafas oscuras y un maletín. Ahora con los billetes de 500 cabe un montón de dinero,  dijo Juan Urrutia acompañando su disparatado hilo.
-   ¡ Pues es sólo eso!. ¡ Oye!, ¿tenéis un equipazo este año?.
-   Impresionante. Solo nos vale subir. Se han gastado un dinero curioso este año.
-   Hubo un reportaje en Onda Algeciras hace una semana y estuve viendo a los jugadores, ese chaval de Cartagena parecía buenísimo.
-   ¿ Antoñito?, tiene un futuro tremendo, si lo hace bién en un par de años igual está en Primera..
Hubo un pequeño silencio mientras bebían .
-   ¿ Seguro que no quieres amañar un partido?.
-   ¡Déjalo!, ¿ y como lo harías?,¿ con las apuestas de Internet?.
-   ¡Exacto!.
-     ¡ Déjalo!, y además haría falta mucho dinero, y tu no lo tienes. Juan Urrutia se percató  de que ahondar era estar de acuerdo, lo que le causó gran sorpresa a pesar  de que sabía de lo imposible del plan .En ese momento se escuchó una voz atronadora a espaldas de ambos.
-   ¡ Y el hijo de puta éste!. En la barra del bar había un señor de unos cincuenta años completamente encolerizado mirando el periódico que empezó a hablar con otro que estaba a su lado. ¡Este cabrón debería de estar en la cárcel de tanto crimen como ha cometido!, pero claro da dinero para el fútbol y construye lo que le sale de los huevos.
-   Está toda España igual.
Juan y Carlos se miraron con los ojos abiertos como si hubieran recibido una inesperada noticia. El señor del periódico hablaba, no hacía falta mirar las páginas , de  Miguel García, el presidente del Algeciras Club de Fútbol, que además era conocido por ser un especulador inmobiliario con métodos bastante alejados de la legalidad. En el rostro de ambos podía leerse que ya habían encontrado quien financiara la operación, sus pensamientos parecían contener tal posibilidad sin poder oponer la resistencia que les dictaba su sentido común. Pero a pesar de los matices reales que estaba adquiriendo la idea, en el fondo era el loco sueño de quien ha visto muchas películas donde para entretener al espectador, el guionista maneja la acción a su antojo provocando una apariencia de normalidad a lo que no ocurre en la vida de las personas.
-   ¡ Quítatelo de la cabeza Carlos!. Sentenció Juan Urrutia.
     
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