La ley de la hospitalidad (1923)

Iniciado por Guevara, 01 de Febrero de 2010, 01:15:00 PM

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 3 Visitantes están viendo este tema.

Guevara

LA LEY DE LA HOSPITALIDAD



   
   


FICHA TÉCNICA

Título Original: Our Hospitality
Año: 1923
Nacionalidad: Estados Unidos
Dirección: Buster Keaton, John G. Blystone
Intérpretes: Buster Keaton, Joe Roberts, Ralph Bushman, Craig Ward, Monte Collins, Joe Keaton, Kitty Bradbury, Natalie Talmadge
Guión: Jean C. Havez y Joseph A. Mitchell
Música: MUDA
Fotografía: Gordon Jennings y Elgin Lessley
Productora: Joseph M. Schenck Productions
Duración: 74 minutos



ANÉCDOTAS Y/O CURIOSIDADES

1) El guión de Jean C. Havez y Joseph A. Mitchell está basado en una historia de Clyde Bruckman.

2) La chica de la película, Natalie Talmadge, era la esposa de Keaton en la vida real. Y el actor que hace de ingeniero es Joe Keaton, el padre de Buster. Y el bebé que hace de William McKey (el personaje de Buster Keaton) cuando aún es bebé, es su propio hijo de 15 meses de edad. Como véis, todo quedaba en familia.

3) ) El gran escapista Harry Houdini, también carne de muchas películas, fue el padrino de Buster Keaton.

4) Joseph Frank Keaton nació el 4 de octubre de 1895 en la localidad de Piqua, estado de Kansas (Estados Unidos). Sus padres, llamados Joe y Myra Keaton, eran avezados cómicos de vodevil que habían formado con su hijo un grupo humorístico denominado The Three Keatons. Joseph comenzó desde bebé a actuar con sus progenitores. En una de sus representaciones y cuando Keaton contaba solamente con medio año de vida cayó desde unas escaleras y, sorprendentemente, salió indemne del accidente. Houdini, que acompañaba a la troupe como mago, tras ese suceso le apodó "Buster", que cada uno traduce como puede pero que si miramos un diccionario de inglés podría significar, coloquialmente, "macho", y con ese nombre es con el que se le conoce en todo el mundo y ha pasado a la historia.

5) Conocido en el mundillo como "Cara de Palo", tenía prohibido por contrato reírse en las películas. En España se le conocía como "Pamplinas" porque así llamaron a su personaje en numerosas películas. Visitó España en 1931 y en una corrida de toros a la que asistió en San Sebastián, el actor quedó muy sorprendido cuando al ser descubierto entre el público fue ovacionado por todo el mundo al gripo de "¡Pamplinas, Pamplinas!".

6) El director Leo McCarey comentó una vez sobre Keaton: "Preparaba los mejores gags para sí mismo y nadie podía robárselos."
         


SINOPSIS Y COMENTARIO PROPIO

Película muda y en blanco y negro, como no podía ser de otro modo si nos fijamos en su fecha de producción, 1923. De poco más de una hora y cuarto de duración, está dividida en un prólogo y la historia en sí.

Prólogo: En 1810, en un lugar del sur de los Estados Unidos, Los Canfield y los McKay son dos clanes familiares, acérrimos enemigos que se profesan un odio que se han ido transmitiendo de padres a hijos, generación tras generación, aunque ya no saben qué fue lo que lo provocó. Una noche en la que hay una terrible tormenta, los dos hijos mayores de ambos clanes, los dos casados y con un bebé, se enfrentan a tiros resultando ambos muertos. Harta de esta situación, la reciente viuda de la familia McKay decide irse de allí, a Nueva York, a casa de una hermana.

Un momento, un momento... ¿Seguro que es una comedia de Buster Keaton? Es que con este prólogo tan tétrico y siniestro no lo parece, la verdad.

Historia: Continúa en Nueva York y han pasado 20 años. Willie McKay (Buster Keaton) tiene ahora 21 años y es todo un señorito de ciudad. Vive con su tía desde que su madre murió y ahora ha recibido una carta en la que se le pide que regrese a su pueblo natal, Rockville, para hacerse cargo de la casa familiar que le ha llegado como herencia. Imaginándose el propietario de una gran mansión sureña, Willie se pone en marcha y en el viaje de regreso conoce a una joven, de la que queda encandilado y que le invita a cenar en su casa, con su familia, cuando lleguen.

Bueno, pues viendo las siguientes imágenes que se suceden, sí, es una comedia de Buster Keaton. No me he equivocado. Porque nuestro querido "cara de palo" tarda más de 8 minutos en salir en pantalla, pero su presentación en una bicicleta sin pedales y sin sillín es de antología de la comedia. Como lo es el singular medio de transporte que utiliza para viajar, tan original como estrambótico y cómico, quizá premonitorio de la locomotora por la que es famoso en todo el mundo, El maquinista de la General (1927). Y es que todo el trayecto en este extraño ferrocarril resulta cómico y disparatado, como el original modo que tiene un tipo de conseguir leña, el simpático modo en que Keaton recupera su tradicional sombrerillo plano, el variable trazado de las vías y su forma imposible de salvar obstáculos...

Como much@s habréis adivinado, va a ser ésta una revisión un tanto sui generis del clásico de Shakespeare "Romeo y Julieta", con la particular visión cómica de Keaton, claro. Y es que la casa a donde ha sido invitado a cenar es, justamente, la de los Canfield, los sempiternos enemigos de su familia, lo que ocurre es que la ley de la hospitalidad sureña obliga a tratar como a un rey a un invitado... mientras esté bajo su techo. El problema viene en cuanto ponga un pie fuera de la casa.

Muy divertido el episodio de violencia de género que, por supuesto, hoy en día habría sido totalmente inviable rodarlo o, de hacerlo, le habrían llovido palos por todas partes, pero aquí, en una película de 1923, cuando no éramos tod@s tan políticamente correctos, queda francamente gracioso.

No es ésta una película de carcajadas. Su humor no es de los de tartazos y caídas constantes, bastante habitual en los primeros cortos de Keaton. Pero sí que logrará ponerte una sonrisa en los labios permanente durante casi los primeras compases, en una de las historias más consistentes y más trabajadas de la obra de Keaton. Contiene cantidad de detalles originales, resueltos con maestría e inteligencia, sobre todo en el tramo final de la película en que se añade la conocida capacidad atlética de este hombre. Podría destacar la escena en que el padre de ella afila los cuchillos, la huida a caballo, el momento caballo-paraguas, las escenas del acantilado. En fin, que se pueden encontrar infinidad de escenas y detalles ingeniosos y divertidos que impiden que se te borre la sonrisa de la cara.

Excepto en su parte final, no es que tenga un ritmo trepidante, lo que choca un poco tratándose de una comedia de este estilo, aunque no es tan extraño en una película de Keaton. En sus películas, el ritmo y la acción siempre van de menos a más, hasta concluir en un final acelerado y taquicárdico y, en general, antológico.

Al principio se nos muestra la historia de una forma bastante típica en las películas de Keaton, es decir, haciendo cómplice a los espectadores del guión. Nosotros sabemos qué ocurre en pantalla y el por qué de las cosas, mientras que nuestro héroe aún es ajeno a lo que pasa y se va librando de todo por pura casualidad, lo que acentúa la comicidad de las escenas. Luego, cuando por fin Keaton descubre lo que el espectador ya sabe, la comicidad es total y, en casi todas las escenas, la sonrisa y la carcajada están garantizadas. Y ese humor que sabiamente se nos ha ido proporcionando poco a poco, con cuentagotas, se desborda totalmente en la parte final del relato con la persecución y el espectacular desenlace del rescate en la catarata. Y aún quedará tiempo para un pequeño guiño final al espectador.

Tal vez no sea ésta la mejor comedia muda que se haya rodado, pero es que a mí Keaton me gusta mucho y considero que junto con Chaplin y Lloyd son los tres mejores cómicos que ha dado la historia del cine. Y en esta película en concreto, aunque sólo sea por ver ese increíble y, repito, antológico tramo final que tiene, merece la pena no perdérsela.

A los que os animéis a ver esta película, que la disfrutéis.    :guiñar

Los japoneses no miran... sospechan (Woody Allen)
  •  

Jason

Yo me reí mucho con lo de la ley de la hospitalidad "se le puede matar pero no dentro de casa", y a poco que asomara la nariz por la puerta ya se olían los tiros, jajaja. Y después se sentaban a la mesa para el "te damos gracias" como cualquier cosa (con un ojo abierto, eso sí).

Desde luego es admirable como con los medios que había entonces, el ingenio - y el riesgo - hacía realizable casi cualquier cosa.
  •  

Guevara

Cita de: Jason en 01 de Febrero de 2010, 02:23:53 PM
Yo me reí mucho con lo de la ley de la hospitalidad "se le puede matar pero no dentro de casa", y a poco que asomara la nariz por la puerta ya se olían los tiros, jajaja. Y después se sentaban a la mesa para el "te damos gracias" como cualquier cosa (con un ojo abierto, eso sí).

Desde luego es admirable como con los medios que había entonces, el ingenio - y el riesgo - hacía realizable casi cualquier cosa.

Es que es una película muy divertida. Y estoy totalmente contigo, es increible la imaginación, ingenio y aptitudes que tenía esta gente. Si hoy en día hubiera en el cine la mitad de talento de la que había en esta época, estaríamos hablando de una era dorada del cine.
Los japoneses no miran... sospechan (Woody Allen)
  •