Es un tanto irrisorio, pero las cosas como son: nadie viene a un festival como el de Locarno para ver una película como 'Jason Bourne'. Menos aún si partes de un país como España en el que la cinta ya lleva una semana en cartel. Cuestión de nombre, cuestión de oportunismo, y al fondo una pregunta recurrente (de dudoso recuerdo), ¿qué película has visto? A continuación una respuesta no menos recurrente: ¿qué te pueda sonar, dices? Tras la decepción del primer día, ahora sí que sí Paul Greengrass nos brinda una experiencia que a buen seguro recordaremos toda la vida. No necesariamente porque la tercera, cuarta o quinta entrega de la franquicia -según se mire- sea toda una experiencia, sino por la experiencia, ahora sí, de ver una auténtica película en la Piazza Grande birra en mano (por supuesto) que además le pueda sonar a cualquiera. Una cosa menos que hacer antes de morir...

... porque por lo demás, como un buen puñado de españoles ya habrán comprobado a estas alturas, Bourne simplemente ha vuelto. Para bien y para mal: nueve años después ha vuelto con una nueva demostración de músculo tan efectiva como contundente, si bien no deja de seguir siendo dar vueltas sobre lo mismo ofreciendo, básicamente, lo mismo. Ni más ni menos, y para acabar virtualmente en el mismo sitio (y con la misma canción). Y aunque se disfruta un montonazo y la tensión sigue vigente a cada paso, las cosas como son: nueve años después no se puede evitar la sensación a déjà vu, de producto parido por y para la taquilla dónde poco más que se ha seguido un patrón ya claramente establecido en los dos títulos anteriores dirigidos por Greengrass. Tal vez ahora sí ya era hora de cambiar (un poco) de melodía... si es que la jubilación no entra en los planes de Bourne.

En fin. De un estrella de ahora -la táctica Matt Damon hace furor por aquí- a una estrella del pasado... o más bien, rumbo al pasado. No es tanto el empuje de lo nuevo (para quién le guste) como el aparente agotamiento de lo viejo (para quién lo desprecie).

La vida avanza dejando cosas atrás, y pocas son en apariencia tan "démodé" como el mundo del circo. Ya iba tocando ver una producción local que retener en la memoria, y no sólo en un listado. La pareja Tizza Covi & Rainer Frimmel firman 'Mister Universo', una interesante propuesta que sigue los pasos del joven Tairo Caroli, un domador de leones de un circo. De nuevo la sencillez como mejor argumento, y de nuevo la (aparente) irrelevancia como mejor salvoconducto. Y de nuevo, la posibilidad de un debate post-partido sobre "de qué trata" como opción indispensable para arraigar en una conciencia que la impulsan (ligeramente) por encima de la media.

También arraiga en la memoria pero por motivos distintos 'Al Ma’ wal Khodra wal Wajh El Hassan', el nuevo trabajo del para mí -lo admito- desconocido Yousry Nasrallah. Nunca máis. Lo que durante su primera parte parece una especie de comedia sobre una boda (con los "me chivan" habituales Bassem Samra y Menna Shalabi al frente) torna en su segunda mitad en... bufff, no sé muy bien en qué. De pronto uno no sabe si se trata de una escabechina cómica o un desvarío dramático, y más importante aún, si lo que se muestra en pantalla es en serio o algún tipo de chascarrillo que, quién sabe, por falta de cultura me cuesta comprender, que todo es posible.

Como también me cuesta comprender 'L'Indomptée', ópera prima de Caroline Deruas-Garrel que como corresponde a la nacionalidad de su pasaporte debuta con un filme "muy francés", me temo. Jugar con la irrealidad, las ensoñaciones, mi opinión y los guiños a Buñuel es lo que tiene, que se corre el riesgo de que lo etéreo se coma a lo terrenal, el teórico mensaje a una narrativa que siempre se merece un tratamiento tangible. El mensaje está claro, las maneras un tanto dispersas es lo que no convencen de este concepto al que le falta un acabado más pulido para deslizarse por la pantalla sin la molesta sensación del autor que te trata con aires de superioridad intelectual.

Continuará...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex